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29 febrero 2008

Vidas en Sueño - 6 (Malos Humos)




Los atascos son concentraciones de coches con muy malos humos

Como todo buen lunes que se preciase, la autopista de acceso a la ciudad estaba colapsada. Centenares de vehículos permanecían uno detrás de otro en una silenciosa y tensa espera; una procesión de metal, goma y cristal. Sobre ellos, un cielo encapotado y gris amenazaba constantemente con descargar lluvia, y darle así un toque más monótono al ritual. Todo aquel tramo de carretera era aburrido a la vista; ni edificios, ni gasolineras, ni tan siquiera un triste árbol en ningún lado de la vía. Solamente algún que otro matorral negruzco, trozos de neumáticos, y demás porquería. A la derecha se podía observar con asco un cerro yermo, y a la izquierda, nada.

Aquellos monstruos inertes - y sus monstruosos conductores -, comenzaban a alienarse en un complot de mal humor. Se palpaba en el ambiente. Llevaban todos en la misma posición más de un cuarto de hora, y a pesar de la buena voluntad de los programas matutinos de las radios, se barruntaba desde la penumbra una llamada al caos, al escape masivo de estrés, al despiporre más violento. No había consuelo alguno; estaba claro que tenía que ocurrir, y qué mejor momento que ése. "Hoy comenzamos otra semana, que puede ser maravillosa; démosle nuestra mejor sonrisa", pregonaba alegre un locutor de radio - con música de fondo de Gloria Estefan - , en un discurso rancio y demasiado planificado. Su intento de alzar los corazones no tardó en difuminarse a través del martilleo de las bujías de algún vehículo disconforme.

Pasaron lentos otro puñado de minutos, y a lo lejos, donde la vista alcanzaba, la hilera de luces de freno de los coches atascados empezaron a desaparecer, dando lugar a pequeñas columnas de gasolina quemada, en forma de humo. Fumata blanca para los rutinarios. Todos los vehículos avanzaron un pequeño tramo, sumiéndose al instante en un nuevo bosque de luces rojas. Y como si de una maquiavélica estrategia se tratase, las primeras gotas de lluvia coincidieron con el grito de guerra, que desde la mayoría de vehículos surgió. Al cabo de unos segundos una cortina de agua conformaba el decorado de centenares de bocinas agresivas, impulsivas, nerviosas, furiosas, agónicas. Ruido estrepitoso sobre el asfalto de aquella autopista, fue el destino impuesto por otro lunes más.

Y como si se quisieran sumar a la ira de sus dueños, aquellos centenares de coches empezaron a odiarse los unos a los otros, como sólo ellos sabían hacer, con malos humos.

28 febrero 2008

Andalucía sólo hay una





En el día de hoy, 28 de febrero, la Madriguera llega a los 100 posts publicados, toda una hazaña, que hace casi dos años ni me planteaba. Y en parte es y ha sido por vosotros, forofos de la madriguera unos, lectores espontáneos otros, amigos de foros y de otros blogs los demás, con los que he recorrido con la máxima ilusión todo este trayecto. Y es por ello que hoy en el 100º Post del blog quería darle un toque especial, y un agradecimiento a todos aquellos que seguís con mayor o menor interés mis textos, unas veces locos, otras tristes, y otras alegres.

Y qué mejor manera qué celebrar los 100 posts con vosotros en el día de la patria andaluza, de la que me siento profundamente orgulloso y contento; y donde siempre ha estado y estará mi corazón, entre sus olivos, con su gente, a la orilla de su mar, volando por sus paisajes, sintiendo con fuerza sus aromas, acariciando sus melodías. Hoy es el día de Andalucía, el día de todos los andaluces que nos sentimos orgullosos de serlo.

Creo que de esta maravillosa tierra se ha dicho ya todo, y sin embargo su arte, su embrujo, es capaz de sorprendernos día a día, con más fuerza, con más intensidad, con más pasión.

Que viva siempre Andalucía, sueño de muchos, realidad de todos; en donde siempre estará mi corazón, incondicional.

Y como colofón final, un canto que pone la piel de gallina - aunque la voz, cuando lo intentas, nunca acompañe - , que es mucho más que una canción; es una afirmación de la felicidad de ser andaluz. Hablo, por supuesto, del himno de Andalucía:


La bandera blanca y verde
vuelve, tras siglos de guerra,
a decir paz y esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.

¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!

Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.

¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!

25 febrero 2008

Sombras y Niebla




Pues aquí os dejo otro poema de la casa. Espero que os guste, aunque éste es un pelín más triste:


Gris atalaya por la que te observo; estás triste,
en mil pensamientos difuminada.
Deambulas por la noche del despiste
creyendo fluir en tu propio miedo, resignada.

Tu mirada se antoja tenebrosa, como el vapor
frío del recuerdo olvidado,
esos que torturan desde el infierno, con calor.
¿Hacia dónde vas, ángel desgarrado?

Bajo con estrépito los escalones de mi fortaleza
al encuentro de tu mirada de sombras y niebla.
Tañen lacónicas las campanas, y noto la dureza
mediante suspiros, al enfrentarlos con mi conciencia, que tiembla.

Debes algo al destino, que escondido sueña
con verte al trasluz de la contienda.
Aquélla que yo perdí, y cuya dueña
se regocija en la más cruel indiferencia.

20 febrero 2008

Blanco y Negro




Y sin quererlo, de repente, amanece un nuevo día. El frío de la nieve - blanca y brillante - se transmite a través de los cuartos delanteros y traseros, y notas cómo la cola se eriza levemente; un escalofrío protocolario, un impulso de la supervivencia a la que estás alienado. Por tu hocico notas el aroma de la vida al pasar, y agudizas al máximo tus sentidos ante la más mínima novedad.

Ayer te refugiaste en tu madriguera - negra y oscura -, asustado y tiritando de frío. Y hoy, majestuoso, asomas tu cabecita rojiza por tu escondite; y un soplo de frío y austerismo mesa tu pelaje, suave y vistoso, cuando el blanco es lo que predomina en el horizonte. Pero eres el rey del despiste, de lo improvisto, de lo discreto; el señor de la observación. Tiesas y alertas, tus orejas reciben hasta el mínimo susurro del silencio, y las pupilas de tus ojos se concentran en cada partícula que monta aquel puzzle. No temes a nada, y eres consciente que en el fondo eres vulnerable a mil peligros, como a una jauría de perros. Piensas que hay que morir mordiendo, sintiendo el desgarro en la piel de tu enemigo. Hoy te atreves a enseñarle al mundo tus colmillos, y a pasear con orgullo tu presencia, y tu esencia.

Y por momentos disfrutas de ello; paseas con tranquilidad, alerta, pero con tranquilidad. Pasa el tiempo, y la distancia del refugio empieza a desgarrar tu interior. "¿No me estaré alejando demasiado?", piensas, pero no te importa, hay motivos en la mañana para hacerlo. Valiente decisión, oyes a través del viento fluir. Y el mismo viento que aplaude tu decisión, que te arropa con una falsa brisa templada, te acorrala en un círculo borrascoso de repente.

Sólo necesitas alzar tu cabeza al cielo para observar cómo un circulo de nubes ennegrecidas amenaza directamente tu presencia. Sabías que podía ocurrir, y aunque no te arrepientes, intuyes que es inútil existir en mitad de una tormenta. No puedes evitar que ella - la tormenta - te embosque con la misma facilidad que tu emboscas, y la única opción es correr a tu refugio, a tu madriguera. Y te quedas parado, mirando hacia atrás, cada vez con más convencimiento, esperando quizá un desenlace; al fin y al cabo no dejas de ser un mero espectador.

Día y noche, luna y tormenta, brisa y furia, blanco y negro. Aúllas en silencio una vez llegas de nuevo a tu hogar, del que reniegas muchas veces, y te proteges otras tantas. Pasarán los nubarrones, soplarán las brisas, brillará la luna, y ahí siempre la tendrás, tras de ti, esperándote con los brazos abiertos cuando tu valentía te hace dudar, tu pequeña y conocida madriguera; no eres un zorro solitario, eres un zorro, simplemente.

14 febrero 2008

El Reflejo (axl rose08)



De nuevo el amigo axl rose08 nos quiere obsequiar con un relato, angustioso; para pensar. Realmente da gusto leer a esta persona, y la versatilidad que tiene para hablarte de una parodia en tono de humor y el relato siguiente algo tan dramático, serio y reflexivo como éste. Espero que os guste; a mí, me ha encantado, y es la razón por la que le pedí permiso para publicarlo en el blog.

El Reflejo

Se miró al espejo y nada vio. Allí no había nada, su reflejo no existía sobre aquel marco reflectante de cristal. Se miraba, se tocaba, un pellizco en su rostro para comprobar si realmente eso era un sueño... y efectivamente, no lo era. Él existía, podía verse su cuerpo, pero no podía verse reflejado en el espejo, no sabía cómo era su rostro.

Aquella mañana se levantó pronto. Era un frío sábado y la noche anterior había ingerido bastante alcohol. Le dolía la cabeza, pero no estaba borracho. Sus venas sufrían las consecuencias de esas noches de diversión, le dolían las piernas, se notaba fatigado y su rostro, no podía verlo. Fue corriendo al lavabo, lo llenó de agua y trató de reflejarse en ella, pero su rostro no estaba allí, había desaparecido. Él estaba allí, se sentía vivo, ¡pero su rostro no existía!

Deprisa fue a su habitación, se vistió con un pantalón de chándal y una sudadera vieja y salió a la calle. La gente lo observaba extrañado, una mezcla entre miedo y curiosidad tenían las miradas de los individuos que en él se posaban, no podía sorportarlo más, ¡¡debía recobrar su rostro!! Comenzó a correr más y más deprisa, gritando al cielo por qué a él, por qué le había pasado eso a él... la gente lo miraba sorprendido. "¿Qué le pasa a ese hombre?" preguntaba un niño a su madre. Ésta, le agarraba del brazo y huía hacia la otra acera.

El hombre, ante la desesperación y la incomprensión, comenzó a dar patadas a las paredes, a los coches, y a darse golpes en la cara; "¡Por qué! ¡Por qué! ¡Quiero recuperar mi rostro!". Sacó su dosis diaria y sus venas se lo agradecieron, se calmó y volvió a casa. Se dirigió hacia el baño, se lavó la cara... "hasta mañana" le dijo a su rostro, y se tumbó en la cama esperando a que un nuevo día amaneciese.

13 febrero 2008

Impaciencia




No soy mucho de poesías, aunque de vez en cuando - si el cuerpo así lo solicita - escribo algunos versos sueltos. Cuando llevo varios salen experimentos como éste. Espero os guste. Y por cierto, es mía; no me gusta copiar textos que no sean míos, mucho menos poesías.

Impaciencia

Bebo del grifo de tu esencia,
ansiando el poder acariciarte
con arrebato de pasión incesante,
bajo el encanto de una mirada. Impaciencia.

La letanía de tu pupila transmite un olvido
que aflora en mi como incierto futuro,
arrancando del alma negra un conjuro
del que sé soy objetivo redimido.

Tú suspiras... ¡y yo me derrito en mi corteza
de pasionario inconsciente!
Un sobre sin remitente
que golpea mi deseo, con sangre y sin cabeza.

Suena lejano el eco de tu voz,
enrredada bajo oscuro manto.
Dueña de distancia y llanto
que corrompes espada con golpe atroz.

¡Impaciencia, alma mía!
Nacimiento de un palpitar
sensible, que con tan sólo tu piel soñar
de mis venas un suspiro expira.

11 febrero 2008

La jungla de la sonrisa velada y los guisantes




Generalmente viajamos en el Metro, de Madrid, de Barcelona, incluso en el Honolulú (discúlpenme si dicha ciudad no posee tan preciado transporte), de manera mecánica. Sabemos dónde empezar, qué transbordos tomar, y a qué destino llegar. Hay casos aislados - generalmente inducidos por efectos narcóticos o depresivos -, en los que el viajero simplemente se queda dormido o meditabundo, esperando a nada, y sin pensar en otra cosa que no sea en su penoso estado mental y físico. Los demás, a veces envidiamos a estos seres humanos perdidos en otros asuntos de gran importancia.

Es curioso observar a la gente. No todo el mundo piensa igual, pero sí actúa igual; con frialdad, dispar educación, silencio, y miradas perdidas. En algún caso extraordinario, un niño te sonríe desde su asiento de enfrente; le resulta divertido verte, con tu cara de guisante, inmerso en una lectura. Y le provocas gracia; miras por encima del libro, y lees la jugada en sus ojos; y no puedes evitar sonreír, mientras piensas "a todo cerdo le llega su San Martín". Lo mejor es cuando compartes el viaje en metro con algún conocido o amigo; haces lo posible por hablar con él, por evitar la monotonía disfrazada de túnel. Incluso descubres cosas nuevas, rumores jamás antes escuchados, chascarrillos de un humor más o menos generoso, temores y virtudes, etcétera. Pero lo normal es contemplar a decenas de viajeros - como tú - con caras de hortalizas - como tú -, aburridos - como tú -, y con ganas de dejar de compartir su intimidad y sus pensamientos - como tú.

Esta mañana ha sido curioso. El metro abarrotado obligaba a la lectura sí o sí. O eso o quedarte prendado del basto cogote de un tipo trajeado y con exceso de perfume. La lectura se hacía cansada; un párrafo largo, demasiado metafísico y profundo para leer de ese modo. Levanto mi cabeza, esquivo el dichoso cogote, y observo a unos tres metros de distancia a una chica que está ¡¡riéndose!! No llevaba libro, walkman, ipod, ni ningún instrumento incitador de tan maravillosa reacción; simplemente iba con la mirada perdida, y de vez en cuando echaba su cabeza hacia atrás. Reía, y a veces daba la impresión que se contenía una carcajada. La gente de su alrededor había comenzado a formar un círculo de distancia respecto a ella; escépticos y temerosos, preferían apartarse; a ver si les daba a ellos también por reír...

Me ha parecido algo tan sano y espontáneo, que no he podido evitar sonreír, y levantar un poco mi cara de guisante. Me ha resultado graciosa la escena, más por los tomates y zanahorias de su alrededor que por la chica en cuestión. Y cuando he mirado a mis colegas más cercanos de apretujones, el tipo del cogote se estaba apartando, y los demás vecinos empezaban a hacerme corrillo. Y me surge de pronto una reflexión, "¿si nos ponemos todos a reír de esa manera, habrá sitio en el metro para los corrillos que se formarían?"

08 febrero 2008

El jodido hombre manzana (axl rose08)




Este texto que pongo a continuación es de un amigo de un foro de Internet, de esos que frecuento de manera furtiva. Desde el primer momento me enamoró, el texto, y pedí su consentimiento al autor para colgarlo en el blog. Me encanta el surrealismo que desprende, y desde la sencillez hace transmitir un sentimiento con el que justamente hoy me identifico. Gracias axl rose08 - el nick del autor de este texto - por permitirme el honor de publicarlo. os dejo con el texto:

Esto era un hombre a una manzana pegado. La manzana era su cabeza, lo pegado era su cuerpo, lo jodido era todo él; era un jodido hombre manzana.

Era muy feo, tan feo que cuando nació el médico dijo "señora, si no llora en 10 segundos, es un tumor". Su madre lo echó de casa a los dos días de edad, no le aguantaba; ¡era muy feo! Al pobre hombre manzana a menudo le llamaban Willy, y no por acortar su nombre - ya que nadie la llamaba -, sino porque era una putada ser un jodido hombre manzana.

Se peinaba la raya a un lado, a veces hacia arriba, pero siempre con estilo. De vez en cuando se ponía corbata, negros zapatos y camisa de seda. Otras veces pajarita con preciosos naúticos marrones. ¡Vaya pintas llevaba el gilipollas, fuese como fuese vestido iba haciendo el ridículo! Tenía cara de pan duro y piernas de cartón. Era más feo que un culo mirado de lado, y más raro que el día del grifo. Cuando comía sopa era feliz, aunque según él seguía siendo Willy. Veía la tele de pie porque no podía sentarse, dado que sus rodillas de cartón no podían aguantar la tensión de vivir dobladas. En fin, era todo un personaje animado este Willy.

Normalmente se casca pajas haciendo memoria, ya que es de efectos retardados. Puede divisar una situación y reaccionar días después. Dicen que es un poco lerdo pero él insiste que no, que es sólo un simple humano con una manzana por cabeza, que pretende ser feliz. Su psicólogo le insistía que no podía ser feliz, que él había nacido siendo el hombre manzana y moriría siendo el hombre manzana.

Willy necesitaba una novia, alguien que le hiciese ver lo bonito que es el amor, alguien que le comprendiese; o simplemente alguien, ya que nunca había visto a nadie desde los tres años de edad. Él cree que la gente se escondía cuando caminaba por las calles. Quizá es porque olía a colonia barata y siempre caminaba con un botellín de cerveza en la mano. Willy era un jodido borracho; varias veces tuvo problemas con la justicia. Mismamente al nacer, intentaron encarcelarlo para que nadie sufriese sus efectos secundarios (picor de ojos, nauseas y vómitos) pero no pudieron hacer nada para retenerlo. Willy huye de la justicia, o al menos eso cree él. La verdad es que la justicia huye de él. La justicia es una lechuga que conoció cuando sólo contaba con cinco años. Se enamoró de ella en una convención de fruta y desde entonces vive por y para ella. Se acuesta y se levanta pensando en ella... ¡qué pena que solo sea una lechuga!

05 febrero 2008

Vidas en Sueño - 5 (Juegos en la rutina)





La lluvia golpeaba con violencia los cristales, que en varias piezas conformaban un enorme ventanal desde donde se podía ver una buena perspectiva de la ciudad, que de noche siempre cobraba una magia implícita. Allí estaba yo, mezclada entre miles de gotas de agua y frío, flotando de azotea a azotea, encendiendo y apagando farolas aleatoriamente. Me sentía desenvuelta y liberada, pero mi conciencia - paupérrima compañera de fantasías inmapropiadas - , me trajó de vuelta a la reunión de trabajo. Un gorrión atrapado en aquella jaula de cristal y mesa enorme de una madera parecida a la caoba.

Dos de mis jefes estaban junto al proyector explicando a otros tres tipos y una mujer las ventajas que suponían para ellos la implementación del nuevo software "Conclusor 1.0". El nombre de la aplicación fue lo único en lo que no intervine. El resto, análisis de la aplicación, coordinación del equipo de programación, bofetadas con compañeros trepas y viciosos lameculos de jefes, horas y horas extraordinarias, y una bajada de mi nivel de autorealización personal, lo puse yo. Era la encargada de que todo ello funcionara, y de momento las quejas brillaban por su ausencia. Ahora tocaba vender el producto, y que los jefes se llevaran todos los méritos. Ambos - mis jefes - se caracterizaban por tener una calva de pura vejez y ojos pequeños y cerrados, inexpresivos. Hacían en combinación gestos, juegos de palabras, amagos de chistes afectuosos, y un sinfín de tretas comerciales para encandilar a los clientes. No pude evitar aguantarme la risa, comparando a mis queridos jefes, moviéndose así, con tan falso entusiasmo, con un par de monos de circo, ataviados con rocambolescos chalecos rojos y gorrito a juego.

Los clientes asistían al esperpéntico espectáculo con una sonrisa torcida, mitad afabilidad, mitad burla. La mujer de vez en cuando se llevaba la mano al reloj y suspiraba derrotada mirando al cristal, como si aquella función de payasos no fuera con ella. Los otros tres individuos lucían trajes "negro corporativo", rostro hierático y apuntaban cronometradamente algunas notas en sus portafolios, en un amago de interés. Pude notar que desde hacía media hora dejaron de prestar atención a la charla comercial, y que si seguían en sus sitios, callados y serios, era por respeto a mis jefes; de mi existencia nadie quiso enterarse, y hasta lo agradecí. Me sentía ajena a todo aquello, como si me hubieran escogido al azar entre una multitud, a pesar de que nadie de la reunión conocía mejor que yo la aplicación. Bostecé en mi interior, y decidí no intervenir; mis jefes ya hacían de sobra el ridículo. Y se sentían tan cómodos con su espectáculo que no querían más protagonistas en la obra teatral.

De nuevo miré a través del ventanal y pensé qué estaría haciendo una soñadora en mi lugar; "seguramente disfrutando de la vida, no desperdiciando aquellos preciados minutos sentada en mitad de un grupo de asociales, aburridos y estúpidos". Y esta vez vino a mi recuerdo tu curioso "juego", aquella pequeña distracción que propusiste, y que acepté sin reparos, sabiendo que me iba a divertir y agradar. No sé cuánto tiempo pasó mientras recordaba las reglas del juego, los tiempos que tenía que emplear al mismo, las posibles tácticas para salir vencedora,... , pero cuando giré mi cabeza a un nuevo ejercicio de concentración uno de mis jefes miraba con fanatismo mi cuaderno de notas, en blanco, mientras el otro, apoyado con descaro en la mesa, conversaba con los clientes, desviando furtivamente su mirada de cuervo al discreto escote de la mujer, que no parecía sentirse insultada. Otro ejercicio de repugnancia y asco como para odiar otro poquito más a los jefes incompetentes disfrazados de fantoches charlatanes.

Al cabo de unos instantes, dejando de lado filtreos y miradas fanáticas, ambos jefes retomaron la agresividad mercantil, y se lanzaron a otro desesperado ataque, ante unos clientes que ya bostezaban y mostraban su aburrimiento de forma muy visible. Y yo, atrapada en la jaula de cristal y palabras, decidí fugarme; decidí salir a la calle y pasear mientras me calaba de aquella llovizna; decidí volar como la luz en el crepúsculo al colarse en mi habitación; decidí pensar en tu juego. Con discrección recogi el cuaderno, el bolígrafo y me levanté de la silla, sin hacer demasiado ruido.

- Señorita Jiménez, ¿dónde va? - preguntó uno de los jefes, seguramente el más feo, o el más tonto, o ambas cosas, mientras acompañaba con sus ojos pequeños y huraños mi leve retirada.
- Aquí no pinto nada señores, debo atender otros asuntos más importantes - repliqué sin mayor interés.

Escuché cómo me replicaban en un tono más agresivo desde la sala de reuniones, pero yo ya estaba fuera de la misma, y me encaminaba al ascensor. Me quedé con la imagen de los asistentes; los jefes, revoloteando desconcertados, los clientes, envidiosos de mi forma resolutiva de afrontar la basura dialéctica. Llegué al ascensor, lo llamé, y me monté en él. Una vez dentro, y apoyada contra la pared del artilugio, resoplé, me atusé el pelo, y esperé con ansias a que se abrieran las puertas en el piso de abajo, para desplegar las alas, y volar.