
A mí me empiezan a entrar dudas: el tío Rosario habla continuamente acerca de un líder que nos salvará; la abuela teje en su máquina de coser togas rojas con bordes dorados para toda la familia; mis padres me han prohibido rezar, comer aquello que no salga de la huerta y prestar atención a la profesora en clase; mi hermana ha dejado a su novio y ahora acude a unas reuniones de -según afirma- preparación espiritual. Ahora comemos con la televisión apagada porque, según mi padre, tenemos que relajar la mente y ausentarnos de las tristezas del mundo para alcanzar el siguiente nivel cósmico.
Sospecho que mi familia desea una vida monacal.
1 comentario:
Buen intento. Suerte.
Un saludo indio
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