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29 junio 2006

Need for Autobus




Tras haber tuneado mi coche con un taxista, y ante el más que probable riesgo de recoger una "receta" de la Guardia Civil por llevar un faro mirando para Cuenca y el otro para Logroño decidí viajar a Málaga en autobús; al principio no me veía dentro de uno de esos rumbo a la Costa del Sol, y menos aún después de más de 40 viajes efectuados en mi gran Corsa, pero las circunstancias me llevaron a ello. Luego empecé a verle el lado bueno: cero stress, sin riesgo a quedarme dormido al volante, mientras viajo puedo ir haciendo lo que quiera,... ¡y encima me ahorraba la mitad de dinero!

Madrid, Estación Sur, 8:40 am. Allí estoy yo con mi maleta fumándome compulsivamente un cigarro antes de subir al autobús; el conductor se rasca la espalda y arroja su pitillo al suelo. parece que va ser un viaje tranquilo, poca gente, buen tiempo y un conductor relajado y rascado.

De pronto una horda de chavales y chavalas se adentran en el vehículo, y me temo lo peor; 500 km escuchando berreos de David Bisbal, risitas nerviosas, aplausos y gritos variados. A mi lado se ha sentado un hombre con gafas y con una mochila en su brazo. Empieza a sacar su contenido: PC Portátil, radio/mp3/cacharro indefinido, linterna USB para el ordenador, una especie de móvil,... me llego a preguntar cual es el fondo de su mochila. Si le veo que saca un chicle y empieza a empalmar cables del ordenador me hubiera bajado del autobús ipso facto.

El viaje transcurría según lo previsto, con muy poco tráfico. Los chavales iban hablando acerca de sus vacaciones en Málaga, mientras algunas se dedicaban a quitarle granos a un amigo; realmente una escena preciosa. El friky de mi derecha teclea a toda pastilla con su PC, echando miradas nerviosas,... que no saque un chicle, que no lo saque.

Al cabo de una hora y poco, en el punto álgido de la película pastosa que nos habían puesto, y que por supuesto me negué en banda a ver, ¡bam!, se oye un porrazo en la zona derecha de la parte trasera del autobús. No sabemos si ha sido una flatulencia de un pasajero despistado, un coche que ha golpeado la chapa o un misil tierra-aire de algún F-15. La gente mira con inquietud hacia donde proviene el ruido, comentando entre risas nerviosas el susto.

En un momento el autobús para en el arcén, se baja el conductor y sube con una sonrisa, coge el micro y recita con picaresca: "Señores, hasta aquí hemos llegado, ha reventado la rueda". Se oyen resoplidos, carcajadas, murmullos, y el conductor se une a la juerga diciendo que es la tercera vez en menos de una semana en la que la compañía de autobuses tiene uno de sus vehículos con una rueda reventada; aliviar no me alivia, y más teniendo en cuenta que me queda viaje de vuelta.

Varios muchachos preguntan inocentemente al conductor si se pueden bajar a fumar un cigarro (se me abren los ojos con entusiasmo, un cigarrito vendrá genial), a lo que éste contesta que sí, pero de cuatro en cuatro; al cabo de diez minutos estamos todos abajo, salvo el friky, que ni se inmutó en ningún momento del incidente; seguro que ahora cuando nadie le vea saca el chicle y la lía...

La foto de este artículo representa el momento en el que estamos en la cuneta viendo la rueda cómo quedó. Durante la hora y media que tardó el autobús de refuerzo en llegar (adiós al partido de España) por allí pasaron dos furgonetas de reparto preguntando si estábamos bien, un vehículo de conservación de la autopista, un camión, la Guardia Civil,... sólo faltaban los bomberos y Batman, el resto estaba allí comentando jocosamente la jugada. El conductor era el más feliz de todos, fumándose sus cigarritos; realmente su actuación me tranquilizó mucho, porque de haberle visto agobiado me hubiese estresado yo también.

Llega el autobús de refuerzo y emprendemos el viaje de retorno. El friky ha dejado el ordenador, los chicos vacacionales comparten chascarrillos y patatas fritas, una señora empieza a comentarme lo mucho que consumen las lavadoras, y el conductor nos pone "El Fugitivo"; lástima que los ahí presentes no tuvieramos la capacidad de escuchar infrasonidos, porque el volumen brillaba por su ausencia.

Tras casi cuatro horas, reventón de rueda y abeja polizonte incluida llegamos a la parada de descanso, en Guarromán (una historia bellísima deberá tener el origen de dicho nombre en el pueblo). Nos dice el conductor que de nuevo cambiaremos de autobús, y que tenemos cinco minutillos para descansar; y en cinco minutos fui al baño, mastiqué un cigarro, medio hablé con mi novia por teléfono y compré algo de comida... aún no sé cómo fui capaz de tal hazaña.

Emprendemos el viaje a Málaga, con un autobús nuevo pero con el vídeo roto (¡genial!) y todo va "sobre ruedas". Llega las 4.00 pm, y con ello el partido de la selección española; el conductor nos ha puesto Radiolé, por lo que descarto vaya a poner el fútbol. Enchufo mi radio para comprobar que no tengo cobertura de antena; por mi cabeza pasa pedirle al friky que me diseñe una antena casera con el bote de las Pringgles (patatas disecadas con extraños sabores adictivos), pero está dormido, mala suerte. Casi llegando a Málaga por fin puedo empezar a escuchar el partido, pero sólo gozo de 15 minutejos. Y así acabó mi primer viaje en autobús a Málaga (desde que tengo coche).

El viaje de vuelta fue más tranquilo; me leí la mitad del libro del "Código Da Vinci" y me puse el reproductor de MP3. Mi compañera de fila iba en su mundo, y el par de películas pastosas que pusieron acallaron el ánimo de los pasajeros. No pude evitar antes de regresar a Madrid observar la rueda trasera del autobús, y aquello parecía un queso de Gruyère; ¿habrá segunda parte?Sobre las 11.30 pm el autobús paró en el badén de la estación, recogí mi maleta y partí en Metro hacia casa. Antes de llegar a casa pasé a mirar el coche, y ahí estaba con su tuneo al brillo tenue de la Luna, echándome de menos y yo a él, porque tengo una manía, y es la de no fiarme de ningún vehículo que no conduzca yo.

Y aquí acabó mi primera experiencia autubusera, una buena alternativa para descansar, descubrir perfiles distintos de personas y para viajar, ¿seguro? Seguro que sí :)

28 junio 2006

A por ellos - cuarta parte (y para casa)




Como bien dice la canción "Lo más probable es que lo merezco pero no lo quiero, por eso me voy, ¡qué lastima pero adiós!, me despido de ti y me voy".

Una vez más pido disculpas por saltarme otra crónica de España (la tercera parte), pero el partido de colegas entre Arabia Saudí y los suplentes de España sólo lo disfruté 20 minutos (causas de ello, lean próximo artículo en escribir), y no consideré como tal hacer crónica. Pedidas disculpas, rezada la canción, secadas las lágrimas, y enfriada mi rabia hacia los árbritos de la triple E (exóticos, excéntricos y esperpénticos) me hallo en disposición de hacer la última crónica futbolística española de este mundial.

Pudo y no fue al final. Ése fue el razonamiento de un partido que destiñó las camisas de la Furia Roja, afición que sufrió y lloró por su equipo. Una vez más salimos al terreno de juego ganando 3-0:

- 1-0, gol de MARCA al decir que Zidane estaba acabado.
- 2-0, gol de Andrés Montes (el tiki-taka de la Sexta), diciendo que había soñado con una victoria de España (que le examinen en el psiquiátrico).
- 3-0, gol de AS, al proclamar la gran calidad y técnica de Raúl, que sería vital para la victoria.

Francia venía de haberse clasificado ajustadamente en su grupo, bastante adsequible. Una selección vieja, lenta, en penumbra, sin gol y sin ambiciones partía en desventaja frente a nosotros. Asumieron el papel secundario de un partido que se presumía intenso pero facilón. Lejos de la realidad, Zidane y sus muchachos demostraron que aún conservan la solidez y seguridad defensiva con la que lograron tantos éxitos años atrás. Plantearon un partido defensivo, conservador, intentando pillarnos al fuera de juego; y les salió a pedir de boca.

El Sahara (el pub donde vemos los partidos del Real Madrid y de España, aparte de realizar otras actividades lúdicas tales como el Virtual Striker y los dardos) se llenó de gargantas al rojo vivo, preparadas para divertirse y vibrar. Todos eran cánticos positivos, y nadie apostaba por tan siquiera un empate. El abuelo arropaba con sus berreos teñidos de cerveza a la hinchada alevín concentrada en el local, y el resto se limitaba a seguir los cánticos.

La primera parte pintaba genial para nosotros; buen juego, agilidad en el centro del campo (Fábregas, un crack), pero falta de oportunidades. Una y otra vez la Selección se empotraba contra el muro galo, cimentado por Viera y Makelele, dos máquinas de podar rodillas y juego. Raúl se olvidó las piernas en el vestuario (a lo mejor se las segó en el vestuario Makelele), y nuevamente le veíamos deambulando por el terreno de juego como un pollo sin cabeza; y es que Aragonés, cometió a mi gusto un terrible error: no usar las bandas. Francia no es una selección que deje muchos huecos. Son lentos y les gusta jugar a la defensiva. Lo suyo hubiese sido jugar por las bandas, con Joaquín, Luis garcía o Reyes. Sin embargo la tozudez de entrar por el centro nos trajo nulos resultados.

En el bar había inquietud; todos veíamos a la selección volcada en ataque, buscando la portería rival, pero sin éxito. Y cuando ya firmábamos el empate a cero al descanso, una jugada de no me acuerdo quién acabó siendo penalty, tras claro derribo de Viera; fue lo único bueno que pitó el colegiado italiano. Villa agarró el balón, miró a Barthez, cogió carrerilla y ejecutó un disparo pegado al poste derecho: impecable, 1-0 y alboroto general entre los presentes. No disponíamos de grandes jugadas de ataque, pero aquel gol dio mucha tranquilidad, demasiada a algunos, como Puyol y Pablo, que aún siguen buscando al francés que se les coló por medio para batir a Casillas, transformando el 1-1. Nos empataron en menos de 10 minutos, y otra vez teníamos que volver a buscar gol. Pernía, poco antes del descanso, sacó astillas a la escuadra con un zapatazo de falta directa; eso y el penalty fue lo más destacado en los primeros 45 minutos.

Llegó el descanso, y con él las tapas de ensaladilla y jamón en el bar. No sé si fue la extraña combinación de la mayonesa con la coca-cola pero ya no veía el partido con la misma tranquilidad de antes. Los franceses se habían crecido con el empate. Habían visto que jugando atrás, buscando el contragolpe, podían sacar oro. Esto no pintaba nada bien.

El sabio de Hortaleza (que nuevamente nos deleitó con un carrusel de gestos, enfados y sonrisas sacarronas) tardó 57 minutos en entender que Raúl había sido abducido por los extraterretres, y junto con Villa se fue al banquillo. En su lugar, Joaquín y Luis García, refresco de extremos; un excelente cambio, no sólo de jugadores, sino de planteamiento. Ambos explotaron las bandas de ataque, y Francia se vio obligada a salir de la cueva. De todos modos seguíamos sin hacer ocasiones de gol, con una jugada inocente de Joaquín como jugada más destacada.

Francia despertó de su siesta ofensiva, y se fue a por el partido. Habían visto nuestras dificultades para llegar a portería, y eso añadido a la lentitud de la zaga les motivó. El tal Rosetti, un mafioso del silbato, ayudó a Francia en su cruzada de ganar el partido. Y así, con tanta falta ñoña pitada, a 7 minutos para el final del partido se sacó de la manga una falta de Puyol a Henry, el cual en su máximo apogeo circense cayó fulminado a la hierba (fue lo único bueno que hizo en todo el partido, además de sus 17 fueras de juego).

Libre indirecto que cuelga Zidane al área, peina hacia atrás Xavi Alonso, y Viera engatilla el 2-1; España entera enmudece, los gritos de ánimo se ahogan, y los corazones experimentan ligeras taquicardias. En el Sahara todos callamos, sólo se oye al Francis sirviendo las copas; tardamos varios segundos en reaccionar, pero no nos venimos abajo; aplaudimos con ganas, aunque muchos ya saboreábamos la derrota, un Mundial más.

Le llamaron jubilado, acabado, lento, incapaz, calvo, pero agarró un pase, dribló inteligentemente a Puyol y engañando a un desconcentrado Iker Casillas fusiló a los aún optimistas. Mazazo del mago Zidenine, que jubiló a la selección española: 3-1 y ¡sí, sí, sí, nos vamos pa Madrid!. La gente empezó a abandonar el local, a pedir copas, a jugar a los dardos, a rebañar la ensaladilla rusa,... todo con tal de no ver el pitido final. ¡Ah! Unos minutos antes del 2-1 salió Senna por Xavi, pero para lo que hizo no merecía la pena comentarlo.

A pesar de la patética actuación del colegiado (cuya madre presumo fue mentada varios millones de veces), del horroroso ataque español, desconcertante Raúl, impío Casillas hay que ser justos y aplaudir a la selección francesa por su buen juego y excelente táctica, a Zidane por callar bocazas mediáticas, y personalmente mi aplauso a la Selección española por sus ganas e ilusión (al menos eso nunca nos falta), y especialmente a Luis Aragonés, pues ha apostado por un esquema de ataque fiel, y prefiero irme de un mundial matando que no jugando a la defensiva.

Ya queda menos para el próximo Mundial, y se me abren ciertas incógnitas: ¿Seguirá Luis Aragonés al mando del equipo? ¿Raúl y Guti se fusionarán en un "super paquetón"? Y la más importante, ¿seguirá este blog vivo para contarles las nuevas andazas de España? habrá que esperar, y sobre todo SOÑAR.

-- FIN DEL MUNDIAL --

20 junio 2006

A por ellos - Segunda parte




Antes de nada pedir perdón a mis lectores por haber escrito esta segunda parte sin incluir la primera, pero dado que no vi el partido, y por no pecar de sindorme de "Redactor MARCA" he decidido saltármelo; hay que escribir sobre lo visto.

Tras el 4-0 endosado por nuestros muchachos la prensa española se había crecido, idolatrando a un combinado que no tenía ninguna garantía de campeón tres semanas antes del inicio del campeonato. Sin embargo muchos cambiaron la camiseta embarrada por exquisitas camisolas con puñetas bordadas a pulso; MARCA, cruzado de la utopía española (no es el primer Mundial en el que nos pone como máximos favoritos), fue uno de ellos. Poco a poco todos se fueron entusiasmando, prensa y aficionados, salvo los que consideramos que esto es tan solo un espejismo; no podemos decir que somos campeones del mundo ganando a Ucrania. Aun habiendo escépticos, los tigres del Sabio de Hortaleza (Luis Aragonés) han logrado contagiarnos de un espíritu de ilusión que bien merece estar enganchado a los partidos.

España saltaba hoy al terreno de juego con el partido ya ganado; todo el mundo nos daba como virtuales vencedores del encuentro, incluida mi querida Angels Barceló y su consesuado silogismo:
"Si ganamos 4-0 a Ucrania, Ucrania ha ganado 4-0 a Arabia Saudi y los árabes y los tunecinos empataron, entonces seguro que ganamos 8-0" (que le retiren la medicina). A simple vista parecía un partido amistoso, en el que marcamos dos goles y nos vamos tan contentos.

Pronto descubrimos que Túnez no iba a regalar ningún punto; a los siete minutos nos endosó un gol, precedido de un fallo defensivo (creí ver a Nadal buscando la pelota enloquecidamente como antaño). De vuelta a la realidad,... desde mi casa se escuchaban los murmullos de los ancianos de pacharán y dominó: "Esta selección no vale un pimiento Matias, te lo digo yo". Salgo a la terraza y observo a una familia de argentinos hablando tranquilamente sobre sus vacaciones. ¡Cómo se nota que no necesitan sufrir con su Selección! Vuelvo al televisor, y un golpe de cámara enfoca en el banquillo a Cañizares y a Raúl sonriendo en el banquillo. ¡Toda una portada para mañana!. Alzarán las críticas a estos dos jugadores, por reírse en un partido de fútbol, ¡y encima perdiendo! Al menos evitaron comer pipas.

El combinado español jugó la primera parte con más corazón que cabeza; miles de oportunidades desaprovechadas en un partido muy duro. En vez de tunecinos parecían marines hormonados, y el portero todo un colega, tanto o peor que yo bajo los palos. El rival jugó un partido de pressing, con miles de entradas duras y juego rudo. Regalaron la pelota al combinado español, que incluso llegó a plantarse con un 65% de posesión del balón. Puyol no se había enterado que estaba jugando al fútbol, y Perniá se estaba engrasando las piernas; el resto jugó correcto los primeros 45 minutos.

Llegó la primera parte, y decido irme al Sahara (así se llama el pub que frecuento, aún no he decidido calzarme babuchas) con mis amigos. Entro en el bar y parece que están todos viendo otro partido; la gente aplaudía y no se cansaba de recitar cánticos, expoliados por el siempre fraternal "abuelo" (con lo formal que parece cuando ve los partidos del Atlético de Madrid...) y sus fieles acólitos alevines cacofónicos, que taladraban continuamente los oídos de los presentes. El camarero debió incluir dosis intensivas de ginseng en las copas de los susodichos.

Empieza la segunda parte, y todos nerviosos por ver la resolución de los minutos que faltan. Han salido al terreno de juego Raúl y Fábregas, y mi nerviosismo crece por momentos; por un momento imagino a Guti, y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Hay pesadillas que es mejor no recordar. España juega ahora más nerviosa, más impulsiva. Perniá sigue buscando una gasolinera para repostar, pues se quedó sin gasolina; Puyol parece que ha conseguido llegar a tiempo en la segunda parte; Casillas flirtea con las recogepelotas aburrido de no jugar; Raúl, en su mundo mágico y particular. La Selección transmite una sensación que me es familiar, pero al menos el mediocampo está inspirado.

Y tras varios puñetazos contra la pared, ofuscaciones, gritos ahogados y chirridos de dientes, sin olvidar a la incansable afición acústica del bar, de un rechace a disparo de Fabregas aparece Raúl con la caña para demostrar a España que no es jugador de futbolín, y que sus cucharas aún se hunden en las mejores sopas. Alboroto general; mi cigarro sale despedido y me abrazo hasta con la máquina de dardos. Todos cantamos, nos secamos el sudor y pedimos al equipo que siga poniendo el mismo empeño.

Y Fabregas entra en la factoría de los pases maravillosos, recoge el balón, y dibuja el 70% del 2-1, que Torres, con un poco de nerviosismo, firma con poderío. De nuevo alboroto general y abrazos efusivos, como padres histéricos en la sala de espera de maternidad; y no es para poco, ¡esto es un maldito parto!

El portero de Túnez, que como dije antes era todo un colega, se restregó por el suelo intentando parar el penalty de Fernando Torres, que suponía el 3-1 definitivo. De nuevo ola de satisfacción y alegría descontrolada, y los coros de canciones facilonas alzándose por nuestras cabezas. Del penalty tuve cierto temor; no entiendo qué fatal destino nos persigue para que este muchacho, Torres, sea el encargado de lanzar la máxima pena. Si jugásemos mi abuelo y su cuadrilla, yo, y un par de amigos míos lo entendería, pero teniendo a Xavi Alonso, a Xavi, a Fábregas, a Luis Aragonés, a su ayudante, incluso a San Iker Casillas el Niño no debería tener prioridad.

Al final 3-1, resultado cómodo, que nos clasifica automáticamente a Octavos de Final, y a mi parecer justa recompensa por todo el trabajo realizado. El encargado del estadio, que debió ver un partido diferente al resto, otorga a Xavi Alonso el MVP (Most Valued Player) del partido, cuando debió ser para Xavi (el otro) o para Fábregas.

Salimos todos afónicos del Sahara secándonos el sudor de los nervios, con una gran satisfación. Ahora toca Arabia Saudí, tercer peldaño del "A por ellos OE". Han perdido 4-0 contra Ucrania, no se juegan nada, salvo el honor (que en aquel país se arregla muchas veces a golpe de cimitarrazo, ¡horror!). A la postre parece el partido más sencillo del grupo, y espero se solvente con nueva victoria. Yo seguiré animando a mi Selección, aún con la duda de si estamos ante la evolución futbolística nacional, y con ganas de seguir ilusionado viendo a Manolo con su bombo evangelizando a los rivales herejes.


17 junio 2006

Dardos: Digno final de campeonato




No hay mejor historia que la que termina con sus protagonistas vivos; éste podría ser el resumen de esta temporada del equipo. Terminó el campeonato de cricket de este año, y sin más pena que gloria 3/4 de lo Quinto culminó la irregular racha con una victoria, por 5-2, ante los últimos.

El partido fue en líneas generales muy sencillo, pues el rival, el Totems 3 no nos presentó demasiada lucha. Nadie se quiso perder el último partido, incluido yo, que a golpe de taxi pude llegar más o menos a la hora del partido; nadie quería banquillo en el último partido.

Empezaron Álvaro y Luis, dos tiburones de la primera ronda (a ambos le gusta jugar la primera). Ante una pareja muy floja consigueron el
1-0, sin muchos problemas, jugando una partida tranquila y segura. Tras el buen comienzo nos tocaba a Miguel y a mí continuar con la racha; de Miguel nada malo que reseñar, partida muy buena, pero de mí, todo lo contrario. Incapaz de cerrarle un número a mi compañero para que puntuase hice una partida bastante mala. El rival, que tampoco quería regalar la partida, supo dar buena cuenta de las imprecisiones, y se endosó el empate: 1-1. De nuevo volvía a jugar yo, junto con Álvaro de pareja, y con la incertidumbre de las dudas de nuevo sobrevolando nuestras aspiraciones; nos desquitamos, y establecimos el 2-1. Esta vez me sentí cómodo y fui muy agresivo, sobre todo a la Hora de puntuar. Álvaro jugó al nivel que se esperaba, por lo que la victoria fue más que merecida.

Con Miguel y Luis de pareja afrontábamos la cuarta ronda, con el marcador a nuestro favor. Tras un comienzo irregular de Miguel ambos encajaron a la perfección en la partida, logrando afianzar una ventaja:
3-1. Destacar la gran partida de Luis en esa ronda, que fue para Miguel un gran apoyo a la hora de espabilar. Álvaro y Miguel, con su juego de pareja atractivo, agresivo y muy seguro solventaron la ronda 5, logrando que el equipo consiguiera su cuarto punto: 4-1. Salía Alberto del banquillo, jugando de pareja conmigo, y teniendo ese margen de tranquilidad que da haber ganado matemáticamente la partida; no tuvo mucha suerte mi pareja a la hora de cerrar números, si bien acabó cerrando de carambola la diana, factor que a la postre me sirvió para anotar algunos puntos (dado que el 18 es un número más que fatal para mí). El rival, desaparecido en toda la partida, de nuevo aprovechó nuestras imprecisiones, y logró ganar un punto más, consiguiendo el 4-2.

La última partida expulsaba un tufo de diestros contra zurdos, el mismo discurso de todas las partidas (unas veces discutido, otras entendido); Alberto mejoró bastante en esta última ronda, contando con Álvaro de pareja, factor que le ayudó. Miguel y yo también a nuestro rollo. Ellos, aunque lucharon la partida no pudieron ganarnos en la partida "común", y así, entre aplausos de la afición, firmamos el
5-2 final. La cena nos esperaba, y la tranquilidad de no haber quedado últimos de grupo (éste ha sido el único equipo al que ganamos en la ida y en la vuelta).

Y por supuesto, las ansiadas calificaciones:

Álvaro: capitán merecido del equipo, ganó las cuatro partidas que jugó; 100% de efectividad, que le ha proporcionado el ser MVP del partido. Básico en el esquema del equipo, transmite magia cuando juega así de bien. Mi nota: 10.

Luis Alejandro: eléctrico y buen escudero, se quedó en el banquillo por poco, pero estuvo a la altura de las espectativas, desarrollando un juego atractivo y muy emocionante. Mi nota: 9.

Miguel David: ha afrontado la recta final de campeonato a un nivel superior. En esta última partida jugó sus tres partidas con seguridad y garantías. Aun así, en su segunda partida no supo controlar el nerviosismo que se produce con la mala suerte, algo normal entre nosotros. Mi nota: 9.

Alberto: salió desde el banquillo, y entre ello y la mala suerte no pudo completar más su partida; pudo remediarlo en la séptima, la partida conjunta, ayudando a Álvaro para ganar la partida. Mi nota: 7.

Pablo (yo mismo): bien dice Álvaro cuando me comenta que soy capaz de lo mejor y de lo peor; así fue en esta partida: 1,1 de media, y en la siguiente ronda 2,8. Irregularidad y mala suerte fueron mis aliados en la partida, aunque tuve momentos de seguridad y regularidad. Mi nota: 8.


Éste es mi último post de esta temporada de Cricket (tranquilos, para el 301 estaré, y par ala Copa KO ya veremos), y por supuesto, no me quiero olvidar de nuestro sexto jugador, que a la postre es el más importante de todos: LA AFICIÓN (con mayúsculas). Vera, Carlos, Mercedes, Sonia, Aida, Tato, María, Diana, Soki (o Yokin, según gustos), Ángel, Maribel, Rubén, y a los que me deje (perdón por anticipado), GRACIAS POR VUESTRO ALIENTO, VUESTRO APOYO , VUESTRO CARIÑO y sobre todo, GRACIAS POR APLAUDIR SEA CUAL SEA EL RESULTADO. Mi más sincero y efusivo aplauso.

Y recordad el lema equipo, las lágrimas, pucheritos y demás lamentaciones acuosas (o no) se dejan en el circo romano (que no en el de Miliki).


12 junio 2006

Un año más




El pasado viernes 9 el menda añadía un año más en su palmarés, donde siguen como líderes de la clasificación grandes figuras como Sara Montiel y Marujita Díaz, baluartes de la cirugía plástica en el Inserso. Me levanté, y como hago todos los días, lo primero que hice fue maldecir el madrugar, el trabajo y el tener las zapatillas a 30 kilómetros de la cama. Y luego me miré en el espejo; despeinado, con legañas, cara de mala leche,... lo de todos los días. Sabía que era mi cumpleaños por calendario, pues si tuviese que consultar con el espejo siempre tendría la misma pinta de niño mosqueado a las 7 de la mañana.

Y es en ese día donde suelo hacer balance del año, así de guay. Los hay que revisan su año en Nochevieja, pero yo, entre el frío, las doscientas copas de sidra y las prisas por cenar en menos de 10 minutos prefiero reservarme y hacerlo seis meses más tarde. Lo primero de todo me recuerdo que aún no tengo Ferrari ni chalet en la playa, por lo que ése vuelve a ser el propósito del nuevo año: ¡Siempre hay que aspirar a lo máximo! Tras intentar azotarme con fantasías de magnate de las finanzas vuelvo a mi habitación y pienso en las mejoras de mi vida; y este año no ha ido mal; hemos pulido aspectos laborales, he cambiado las ruedas del coche, mantengo mis amistades (al menos no he recibido ninguna paloma muerta en el buzón de mi casa) y todo sigue igual,... ¿Igual? Y no sé si alegrarme o compadecerme de mí mismo; quizá los años explosivos son como las olimpiadas, cada cuatro años.

Tras observar lo aburrido que soy o que he sido me dispongo a vaticinar lo que me depara los próximos 365 días, y oye, no tiene mala pinta; Mundial de Fútbol, nuevos caminos laborales, futuros proyectos de vacaciones, mis locuras literarias, mi plan "vida sana" (con ese nombre más que un plan parece una caja de cereales), etcétera.

Conclusión, que soy un año más viejo y ya está; en esencia sigo siendo el mismo, para bien o para mal, pero al menos puedo presumir todavía que la edad a mí no me afecta.

No quiero terminar este post sin agradecer a todos los que participasteis en mi cumpleaños, bien llamando, bien mandando un correo, bien enviando un sms, bien felicitándome en primera persona, incluso recorriendo tantos kilómetros para verme sonreir. Cómo no, quiero agradecer también a aquellos que han estado este último año en mi órbita vital, compartiendo buenos y malos momentos; gracias a todos, con vosotros el no tener un Ferrari se hace mucho más ameno.

06 junio 2006

Dardos: Partida frenética en el Sahara Stadium





Pudo y no fue al final. De nuevo el equipo besó la lona de la derrota, cayendo ante nuestro imperioso rival, el Ruymis (o Ruynas, según el grado de resquemor) por 3-4, un gran derby, lleno de emoción y tensión en todo momento.

Tras varias derrotas seguidas (creo que llevamos con ésta cinco), el equipo decidió dar un nuevo lavado de rostro, y plantearse la situación de otra forma. Con pocas aspiraciones de quedar entre los elegidos para ir al Campeonato Nacional, nuestro orgullo de no quedar últimos primaba sobre todas las cosas. La afición fue consciente de ello en todo momento, y para ellos mi gran aplauso, pues estuvieron animando hasta el final haciéndonos sentir muy relajados.

Nota del autor: Disculpadme si patino en el resumen, pues se me olvidó cómo fueron las partidas y quién jugó con quién; tengo una ligera idea, pero a lo mejor pongo al Francis con Luis Alejandro en el Virtual Striker mientras Álvaro atracaba la farmacia a las 12 en punto.


La partida comenzó inclinándose, nuevamente, a nuestro favor; parece que nuestros arranques siempre son positivos. Volvimos a apoderarnos del primer punto y establecer el marcador en 1-0. La pareja de salida, Miguel-Luis Alejandro jugó de forma muy correcta, con regularidad en sus disparos. Despúes, los visitantes se encargaron de dar la vuelta al marcador; 1-1 con Alberto y conmigo de pareja, en la que pudimos ganar si la mala suerte no hubiese llamado a la puerta en los momentos básicos, y luego el 1-2, donde Luis Alejandro y Alberto cosecharon un mal juego, impreciso y desconcentrado.

1-2 y el Ruymis se había crecido. Necesitábamos ganar el siguiente juego, si no, podría ser la sentencia. Miguel y yo de pareja jugamos muy compenetrados, arriesgando con una jugada sacada más del corazón que de la inteligencia; pero no todas las partidas se ganan con lógica. Machacamos el 19 a puntos y triples, y con una holgura de puntos radical pudimos jugar el resto de la partida tranquilos, estableciendo el 2-2. Una vez más Miguel jugaba, esta vez con Álvaro, que sustituyó a Alberto, y ambos jugaron la partida que tenían que hacer, con firmeza y templanza, dando una vez más la vuelta al marcador. Y pudimos sentenciar en el sexto juego, aunque perdimos (3-3). Luis y yo de salida no tuvimos una partida muy difícil, pero fallos puntuales y claves nos hicieron complicarnos el juego. Con todo y con ello, obligados a cerrar y puntuar a la diana dejamos el peldaño de la ilusión muy cerca, pero el rival no se permitió el lujo de perdonar.

Y así llegamos al último juego, con las lanzas en alto, y jugándonos el desempate. El rival no se esperaba nuestra reacción, pues sabían que pocas eran nuestras esperanzas tras perder de vista los puestos de cabeza; se confiaron y nosotros mordimos hasta el final, hasta la séptima partida. Con la combinación clásica "Zurdos vs. Diestros" nos enfretamos al Ryumis con garantías de éxito. Nos habíamos visto muy cómodos y concentrados durante todos los juegos, y nos convecimos de la victoria. Trago amargo para el equipo, pues a pesar de jugar una partida exquisita volvimos a dejarnos tiradas a lo tonto; y el rival no se apiadó, ganándonos en un más que reñido encuentro.


Y cómo no, la parte favorita de todos, las notas:

Miguel: por segunda vez, y a mi juicio personal, se merece el MVP del equipo. Estuvo genial, aparte de haber participado en las tres victorias del equipo (creo que no ganó ninguna, pero no se puede tener todo), por lo que su contribución fue básica. Cómplice en todo momento con la pareja con la que jugaba supo jugar con la calidad que antaño nos deleitaba. Mi más sincero aplauso Miguel por volverte a recuperar al 100%. Mi nota: 9.

Luis Alejandro: "temible y temeroso", esos fueron sus dos grandes adjetivos de la noche. Por un lado saboreamos a un jugador agresivo y mortal, pero por otro Luis reflejó su irregularidad en partidas dubitativas, donde el pulso no era tan firme. No acaba de despegar del todo, pero dejó claro a qué es capaz de aspirar. Mi nota: 6.

Alberto: empezó la primera partida dando muy buenas señales de mejoría; el disparo lo hacía más seguro y directo, sin tanta "bombita"; pero a medida que avanzó el juego se difuminó en tiradas confusas e inseguras. Los nervios le traicionaron sobremanera, y en el segundo juego su media estuvo por debajo de "1.0". Mi nota: 3.

Álvaro: sin tiempo para calentar siquiera, salió de sustituto y volvió a convencer. Ganó la partida que jugó y fue abanderado en la última. Sin nada que objetar a su juego. Mi nota: 8.

Pablo (yo mismo): esta vez jugué todas las partidas. Tras un comienzo descafeinado, las otras dos partidas me vi mucho más seguro que días anteriores, incluso trabajando con Miguel el destrozar el 19, una idea arriesgada que sí salió. Personalmente creo que hice una partida muy completa, pero pequé en momentos importantes de jugadas alternativas que no dieron resultado; no hice caso a mis compañeros en muchas tiradas, y eso pudo pasar también factura a la larga. Mi nota: 7.


Y por fin la última parada pasa de nuevo en casa, contra el Totems 3, equipo colista de grupo, y que a la postre no nos deberá dar muchos problemas. En nuestras manos está que
3/4 de lo Quinto cierre este campeonato de las "ausencias" con la cabeza alta y la moral positiva.