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15 marzo 2011

Vidas en sueño - 77 (Desmontando Madrid)




Avanzo por la Gran Vía con dirección a Plaza de España. Es una tarde de octubre filtrada por las nubes del horizonte. El humo lo tapa todo: bocacalles, sonrisas, pensamientos, libros y vehículos. Atardece sobre la Gran Vía. Cada paso que doy me aturde, me equivoca; así, pienso que voy paseando por el Paseo de la Castellana con el tráfico en plena hora punta de la mañana; en otros momentos, la calle de Concha Espina, la calle de San Bernardo, la calle Príncipe de Vergara en el cruce con la de María de Molina. En todos mis paseos virtuales me siento dilapidado por el hormigón de los cimientos, por el gris apagado de las fachadas; por la mierda de paloma. Humo sobre la Gran Vía.

A lo lejos, en mitad de la bajada, veo una parte del edificio Torre de España. Un trozo que bien podría ser cualquier otro trozo de vete tú a saber qué fachada anónima de Madrid. Humo y asfalto en octubre. Poco asfalto para demasiado humo; ¿o son nubes? Trozos de ciudad que creo andar, y ahora no estoy en la Gran Vía porque intento cruzar el paso de cebra que hay en un punto indeterminado de la calle Serrano. Los árboles de El Retiro son de papel. Las nubes han empañado Madrid. ¿O soy yo que estoy confundido entre balcones de otro siglo?

Humo, calles sin fin que se unen en un monólogo, pájaros oscuros, nubes, silencio, ruido. Un sabroso pensamiento de huida en un puzzle que procuro dejarlo tal cual, fragmentado, bajo custodia del tiempo, que todo lo empaña. Ya no avanzo. Ya no rodeo este perímetro. Ya no atardece, porque el tiempo nunca existió. Los coches avanzan a golpe de bocina; los peatones, a golpe de nómina a fin de mes y da gracias si no te han bajado el sueldo con el jodido IRPF. Freno. La Gran Vía mantiene el ritmo de noria. Freno y monto, pieza tras pieza, una calle sin urbanizar, camino, Dios quiera que sea así, a la ausencia de puzzles: alquitrán, cemento y nubes bajo la tierra.

3 comentarios:

Isidro R. Ayestarán dijo...

Un texto verdaderamente maravilloso... sobre todo el fragmento que dice "calles sin fin que se unen en un monólogo".
Hace mucho que no viajo a Madrid, y leyéndote, me apetece un montón a pesar de su propia vorágine.

Saludos

Isidro R. Ayestarán dijo...

Me parece un texto verdaderamente fascinante, sobre todo cuando dices "calles sin fin que se unen en un monólogo".
Hace mucho que no bajo a Madrid... pero leyéndote, y a pesar de su propia voragine, me apetece un montón.

Saludos

Unknown dijo...

Hola, Isidro, ¿qué tal van tus funciones?

Muchas gracias por tus palabras y por estos comentarios. Bueno, ya se sabe que la ciudad atrapa, guste o no guste jeje

Un fuerte abrazo!!