Homenaje a mi peluquero

Sí amigos, habéis leido bien. Este post es un homenaje a mi peluquero, Javier, señor sonriente y simpático, el cual me ha visto de estudiante, en el paro, trabajando, con o sin novias, en Navidad, en Verano, con tormenta, sin ella, y en mil circunstancias más. Creo que después de siete años cortándome el pelo "como siempre" (es la frase, no hace falta explicar cómo quiero mi pelo) qué menos que dedicarle un post; no creo que lea el blog, mucho menos que posea Internet en casa, pero aquí queda mi intención y mis mejores deseos.

Es un buen hombre, aunque su peluquería es un pelín casposa, anticuada. También está que es un fiel oyente de la Cope, por lo que cada vez que voy el PP y el PSOE, de un modo u otro, sale a relucir; yo simplemente me limito a verme en el espejo y a quedarme callado, o bien cambiar de tema, por ejemplo el tiempo, el tráfico, los parquímetros,... el dinero, el tiempo y la paciencia no entienden de rango político. También hablamos de sus numerosas escapadas; al ser una peluquería de parroquianos fieles, cuenta con poder irse unos días con su mujer. Y cómo no, como buen futbolero que es, nos ponemos ciegos a despotricar del Real Madrid, que aunque somos seguidores de él, la cuestión es quejarse, cómo no.

¿Y lo bonito que es darle el dinero sin que preguntar "cuánto cuesta"? Le das el dinero y seguís apurando la conversación mientras le deseas una buena tarde. Son todo ventajas, salvo el inconveniente de que no tiene revistas Interviú y similares (una lástima, y una excepción), perfectamente subsanable con el tebeo de Mortadelo de Filemón del siglo pasado.

Normalmente, cuando acaba el año, siempre te acuerdas de lo que has hecho todo este tiempo atrás: trabajo, familia, vacaciones, amoríos, fútbol,... ahora bien, ¿quién se acuerda del peluquero? Nadie, salvo cuando pasan las fiestas y te abres hueco a base de telefonazos para que te atienda en un momento. Lógicamente esto excluye a los que se cortan el pelo cada 4 meses, o los que van de turismo allí (oséase, una vez al año); no tienen porqué acordarse de un tío con tijeras.

Lo sé muchachos, es un post estúpido y ceremonialmente empalagoso, pero aquí queda mi recuerdo y mi saludo a aquel hombre que me corta el pelo cada mes, mes y medio. Aprovecho para saludar a todos los peluqueros, que como Javier, no tenían aún un post igual de cutre que éste.