
Con este amargor tan extraño es imposible comerse el pollo. Creo que lo he asado mal; quizá se haya estropeado de haberlo dejado tanto tiempo fuera de la nevera. El caso: me sabe igual que masticar una pipa de limón. ¿Falta de sal? Aunque también puede ser que no haya añadido suficientes rodajas de zanahoria, cebolla y ajo. Claudia tenía buena mano para el pollo con verduras. Me abandonó la semana pasada y se llevó el libro de recetas. Todos los domingos asaba un pollo realmente cojonudo. ¿Me habré pasado con el vino de jerez?
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