Arde Galicia

Primer artículo serio al que me enfrento en este blog. Y es de justicia; es de justicia llorar y luchar contra todo aquel que asesina nuestros bosques, bien sea con una colilla mal tirada, bien haciendo barbacoas despistadas, bien provocando el fuego por diversas causas (especulación, enfrentamientos, deudas, retos, piromanía,... ).

El año pasado la tragedia estuvo en Guadalajara. Unos chavales estaban en el campo y decidieron hacer una barbacoa. Hasta aquí todo normal; el problema empezó cuando decidieron irse a bañar mientras las morcillas se freían bien fritas en la parrilla, sin darse cuenta del viento que empezaba a soplar. El resultado todos los conocemos, miles de árboles calcinados; nunca una barbacoa consumió tanta madera.

Se endurecieron las leyes, incluso los inconscientes como yo que en el pasado tirábamos las colillas impunemente por la ventilla del coche empezamos a rectificar y a ser sensatos. Una colilla mal tirada, una botella abandonada, una barbacoa, unos petardos,... cualquier cosa que provoque fuego debe ser alejada de los bosques, mucho más en verano. La gente empezó a concienciarse, y en un hábil movimiento, gobiernos autonómicos y el central decidieron poner dinero en la mesa para prevenir incendios, como saneo de cortafuegos entre muchas cosas.

Pero de nada sirven las previsiones, las buenas voluntades, los esfuerzos cuando el ser humano desea hacer el mal. Y esto, según todos los indicios en la investigación, es la causa principal de que Galicia, tierra querida por todos, arda en una gigantésca pira, mientras sus habitantes abandonan las casas y lloran por cada uno de los árboles quemados. ¡Hasta 96 focos activos ayer por la noche! ¡Eso es una barbaridad!

Yo creo y opino que deberían caerle a esas personas el máximo de pena permitido por la legislación española, pues el que quema un bosque intencionadamente está matando poco a poco a los futuros habitantes de una España cada vez más desértica; ahora mismo un tercio de nuestro país está desertizado, ¿queremos secarnos? Yo no.

Y por último no puedo concluir esta reflexión sin aplaudir a todos aquellos que luchan contra el fuego, desde los gobernantes (podemos mejorar muchachos, pero lo que hacéis es un buen comienzo), pasando por los retenes, bomberos, protección civil, incluidos los vecinos (hasta con cubos de agua sofocando las llamas, luchando sin piedad), hasta cualquiera de nosotros, que no tirando colillas, no haciendo barbacoas en sitios peligrosos/prohibidos, respetando, también luchamos de forma activa por la conservación de nuestros bosques, porque si no estamos condenados a sequías aún mucho más graves, y entre otras cosas, a perdernos paisajes tan bonitos como los que nos ofrece Galicia.