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03 mayo 2006

Festividad de todos los domingueros



Éste, sin duda alguna, ha sido el tema más radiado en cualquier corrillo que se precie, ya sea en el ascensor de casa, en la charcutería, en la cola de Hacienda, incluso en los monasterios más austeros. ¡Y es que el tráfico nos interesa señores!

Todos comentan con orgullo las horas que estuvieron embotellados en la autopista con 40 grados a la sombra, como los veteranos de guerra enseñan sus cicatrices; "Pues yo me tiré 8 horas ayer", "¡Eso no es nada, yo estuve la mitad del día en la carretera!",... se intentan superar así mismos, intentando demostrar quién es el verdadero killer del asfalto, el king de la paciencia con gorra incluída.

Carne de cañón en todas las portadas informativas, los atascos han cogido más fama que los políticos y los futbolistas entre otros. "Grandes atascos en la operación salida", "Lío en la A-3", "Se calienta el asfalto"... los títulos realmente son propios del guionista de Terminator.

Pero los atascos no son tan infernales cómo muchos nos hacen ver; conoces gente, conoces emisoras de radio, prácticas tu cancionero, agrandas tu vegija, y lo mejor de todo, te inflas a comer porquerías. Con lo aburrido que es ir solo por la autopista, por que no compartir tu viaje con un millón de vehículos más.

Cada conductor es una especie totalmente diferente al resto, pero se pueden clasificar de la siguiente manera:

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Fittipaldis: son los más peligrosos. Tienen la extraña certeza que si van adelantando por derecha y por izquierda, acelerando y frenando bruscamente, llegarán antes que ninguno. Al cabo de media hora de ser adelantando por uno de estos es muy probable que te lo encuentres en la cuneta intercambiando tarjetas de presentación con la Guardia Civil.

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Domingueros de toda la vida: este genero de conductor es más precavido que un director de banco; para mi gusto son demasiados precavidos. No es raro verles frenar bruscamente a 1 km de distancia del coche que le precede; les gusta más el freno que a Pocholo su mochila, y gracias a ellos Michelín llega a final de mes. Ponen intermitentes hasta cuando toman las curvas, y no dudan en ir al rebufo de un trailer.

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Alegres atascadores: aunque para el resto de afectados produzcan de todo menos alegría, ellos son realmente felices en estas situaciones. Les gusta tomar el mando de la situación, llegando a poner tras su coche más de 30 coches en cola para adelantar un camión. Se ha demostrado que muchos de este tipo son cofadres de Semana Santa, y que hacen pasar un "calvario" a sus vecinos conductores. También son conocidos por parar en todas las gasolineras y áreas de descanso, cosa que es de agradecer por el resto de la comunidad. Sienten cierta irritación hacia los conductores Fittipaldis, que se cuelan delante de ellos. Se caracterizan por llevar el tubo de escape roto y los bajos del coche a ras de asfalto; en cuanto a sus ocupantes, suele ser una familia, abuela dormida incluida.

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Sufridores: resaltan por su excesivo uso de las ráfagas de luces largas o de carretera; también se les puede ver poniéndote a caldo o escupiendo por la ventanilla. Sus acompañantes sufren el mal del "culo inquieto", por lo que van con las piernas en el salpicadero, en la ventanilla, en el techo,... Realmente odian los atascos, y lo hacen visible en cuanto pueden. Tampoco hacen mucha miga con los Fittipaldis, cuando, qué curioso, acaban cayendo en sus mismos vicios. Cuando hay una buena parada, son los primeros en salir del coche y escudriñar en el horizonte buscando la causa del accidente.

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Los chaser: o en cristiano, "los perseguidores". Son gente aburrida, los típicos que hacen del televisor el templo del placer. Para ellos, los atascos son un verdadero coñazo; no se sienten motivados, y necesitan algo que les enganchen. Los chaser fijan un coche y le siguen durante todo el recorrido. Les da igual el perfil del conductor que le precede, pues harán exactamente las mismas maniobras que ellos. No se quejan por posibles pirulas, se limitan a poner cara de besugo y a sacar petróleo de las narices.


A grandes rasgos éstas son las principales clasificaciones. Pero un atasco no sería tal si no fuese por la estimable ayuda de camiones, autobuses, tractores, Guardia Civil y los vehículos especiales. Cada uno de ellos aportan su pequeño granito de arena en este estrambótico hábitat. Adoran adelantarse entre ellos, y si es cuesta arriba mucho mejor. Yo he llegado a pensar que tienen un club oculto de apuestas, donde cada miembro exhibe, a modo de récord, el número de vehículos que desesperan tras su estela a 40km/h. A pesar de ello, son carismáticos; por ejemplo, la Guardia Civil consigue, con su sola presencia, velocidades por debajo del límite, por si acaso. Es en ese momento cuando todos los tipos de conductores se vuelven sumisos, respetuosos, incluso agradables, cediendo distancias de seguridad, dejándose adelantar, y poniendo intermitentes.

En resumen, deberían las autoridades coronarnos a los pacientes conductores con un día festivo, a ser posible que haga puente con un fin de semana, pues en algunos casos los hay que pasan más tiempo en el coche atascado que en la playa tomando el sol.

¡Nos vemos en el Puente de San Isidro!


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