
La bala, en la sien, entró para destruir, para borrar; quizá para olvidar. El principio fue cómodo y perforó el tejido dejando tras de sí un rastro de pólvora y viruta. Pero cuando se adentró en la zona de los recuerdos, y más concretamente en los relacionados con Claudia, empezó a astillarse. Perdió velocidad entre cumpleaños, besos tórridos al amanecer, la boda. Cuando alcanzó la imagen del moratón que, por todos los medios, Claudia había intentado ocultar con un pañuelo, la bala quedó aplastada y reducida a una sombra rumbo hacia ninguna parte.
3 comentarios:
Buen intento, que no es poco. Suerte. Yo mande alguno también. Toca esperar.
Un saludo indio
Me ha gustado mucho como has explicado todo minuciosamente y la expresión que has tenido.
Besitossssss........
Gracias, Indio, aunque se queda en es: un ejercicio más jejeje.
Joder, Martuki, te estás convirtiendo en toda una crítica literaria jejejeje. Un beso!!
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