
Qué alegría es el matar,
más que nunca en primavera,
cuando te dedicas a dar
mil disparos en la cabeza.
Unos zombis, por aquí,
probarán mi bayoneta,
y otros, que hay por allá,
darán cuenta de mi escopeta.
Si alguna vez caigo
en combate, mordisqueado,
o si alguna vez sin balas
termino arrinconado,
no lloréis por mí,
pues habré activado
mil minas y granadas.
¡Y a disfrutar del espectáculo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario