
Y nada más existió hasta el próximo tren: los niños alegres volvieron a sus chozas dejando miles de flores tiradas por la calzada, la banda de música regresó a la cárcel, los coches se escondieron en los garajes y alguien apagó las farolas. El pueblo quedó en penumbra y en silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario