Él era el vecino de arriba y ella, la de abajo. Eran vecinos de toda la vida. Eran los vecinos de la sal, del azúcar, del pan rallado. También eran los vecinos de la batidora y del taladro. Incluso un día fueron vecinos del quedarse sin agua caliente en casa.
Hasta que un día, cosas de la vida o más bien por aparecer desnuda y enjabonada en la casa del vecino, dejaron de ser vecinos y pasaron a ser pareja. Por eso en su nueva casa la comida estaba sosa, los pasteles sabían amargos, los filetes nunca estaban empanados. La mayonesa se cortaba y no tenían cuadros colgados en las paredes. Eso sí, nunca pasaron frío debajo de la ducha.
Hasta que un día, cosas de la vida o más bien por aparecer desnuda y enjabonada en la casa del vecino, dejaron de ser vecinos y pasaron a ser pareja. Por eso en su nueva casa la comida estaba sosa, los pasteles sabían amargos, los filetes nunca estaban empanados. La mayonesa se cortaba y no tenían cuadros colgados en las paredes. Eso sí, nunca pasaron frío debajo de la ducha.
Escrito por Ainhoa Rebolledo
2 comentarios:
esas son cosas que pasan en la vida y aunq es muy comico suele pasar...
Ahora con las tiendas 24*7 ya no hay excusas para pedir cosas al vecino.. jajaja
RCP
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